El humo huyendo del incendio

el humo huyendo del incendio

DANI UMPI
curaduría rodrigo barcos
6 abr. — jun. 2024

VISTA DE SALA

OBRAS

A y Duendolatría colgando, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

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Duendolatría (I), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50,5 cm

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Duendolatría (II), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50,5 cm

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Caras Grande, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 60 cm

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Caras, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

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Conos, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50 x 5 cm

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Bbebottes, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
110 x 74 cm

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Domingoo Lockura, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 40 cm

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La Reina de La NBA, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
37 x 49 cm

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Nos atacan, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 110 cm

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02. Serie Grandes poemas para duendes en vertical, 2019

Dani Umpi

Collage sobre papel
81,5 x 51 cm

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03. Serie Primeros poemas para duendes en vertical, 2018

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

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TEXTO

Entendiendo lo queer como todo aquello que escapa a la cultura heterosexual normativizante, la operación que hizo el colectivo LGTB Q+ sobre el insulto “queer”, convirtiendo la injuria en una bandera política, traducida a nuestro contexto pierde algo importante: la cuestión oral. La deslocalización de esta palabra, vacía la potencialidad sonora que carga su oralidad, vaciándola, también, de su contenido político.

En este sentido, la obra de Dani Umpi resuena en nuestro contexto encargándose de recuperar esa potencialidad política perdida. Es necesario ubicar su producción en un sitio específico: el territorio rioplatense. El mismo lugar donde Néstor Perlongher, varias décadas atrás, acuñó un estilo denominado “neobarroso” en el que, según él, se fundía el estilo barroco con el barro del Río de La Plata.

Sí logramos atravesar la primera lectura cromática de sus collages, nos encontramos con que las letras pegadas de una manera obsesiva tienen una correlación y constituyen conversaciones legibles y reales. Dani Umpi trasviste los géneros y las disciplinas, afirmando la importancia del color y del movimiento. La experiencia queer, en términos locales, tiene que ver con un posicionamiento y con un modo de hacer. Una reivindicación de ciertas identidades que escapan a la tradicional.

El trabajo de Umpi oscila entre la figura de las mostras, los duendes, las maricas, lo drag, la figura del clown. Por momentos rosa, por momentos oscura, por momentos tropical, pero siempre en expansión.

Rodrigo Barcos

artistas

Ideas en mente

Ideas en mente

DANI UMPI
curaduría rodrigo barcos

el gran vidrio
córdoba, ARGENTINA
6 mar. — 15 may. 2020

VISTA DE SALA

OBRAS

Ley (Parte 1), 2019

Dani Umpi

Collage de papel sobre alambre de acero
Medidas variables

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Los epistolares I, 2017

Dani Umpi

Collage de papel sobre muro
190 x 277 cm

04. Serie Duendadas, 2019

Dani Umpi

Collage sobre papel
46 x 32 cm

A y Duendolatría colgando, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

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Duendolatría (I), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50,5 cm

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Caras, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

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Caras Grande, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 60 cm

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Conos, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50 x 5 cm

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Bbebottes, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
110 x 74 cm

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Domingoo Lockura, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 40 cm

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Nos atacan, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 110 cm

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Duendolatría (II), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50,5 cm

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TEXTO

Prólogo

Para los simbolistas franceses, el mundo era un misterio a descifrar en el cual todos los objetos sensibles tenían relaciones ocultas. Estas ideas fueron tomadas de la teoría que desarrolló Baudelaire, en la que proclamaba que entre sonidos, colores, perfumes y sensaciones existían conexiones llamadas correspondencias, las cuales sólo el poeta podía entrever.  El poema “Vocales” de Rimbaud publicado en 1883 es un buen ejemplo, en el cual el autor establece un color específico para cada vocal. 

El símbolo da pie para que a través del mismo, podamos introducirnos en un segundo significado, que no por oculto, deja de existir. Pero no hay que confundir simbolismo con la heráldica o con cualquier sistema de signos cuyos significados está pre-establecido.

Se trata de algo mucho más sutil y misterioso. Más cercano al esoterismo que a una ciencia exacta, el sistema de relaciones que despliega Dani Umpi en sus obras funde y transforma lo popular, en singular. A través del desmontaje de revistas de tiradas masivas nos introduce en un código nuevo, versátil en su forma y críptico en su lectura. El color es una posible guía para atravesar este universo en donde los textos invaden lo plástico y las imágenes lo sonoro. Umpi puede ubicarse en una genealogía de artistas alquimistas, como Liliana Maresca o Víctor Grippo. Un alquimista del lenguaje: Rumore chimico. Fórmula mágica.

Conocimiento situado

Uno de los aportes teóricos más importantes de Donna Haraway a comienzo de los años noventa tuvo que ver con una postura crítica sobre el conocimiento y los objetos de estudio. Haraway afirma que ningún conocimiento está desligado de su contexto ni de la subjetividad de quien lo emite. Es decir, el conocimiento siempre será parcial y situado. 

Este concepto crítico sobre el conocimiento – o producción– situada nos sirve para pensar la categoría queer en relación a nuestro contexto latinoamericano sin caer en operaciones coloniales o lecturas superficiales. Entendiendo lo queer como todo aquello que escapa a la cultura heterosexual normativizante, la operación que hizo el colectivo LGTB Q+ sobre el insulto “queer” convirtiendo la injuria en una bandera política, traducida a nuestro contexto pierde algo importante: La cuestión oral. La desterritorialización de esta palabra sublevada en su orígen vacía la potencialidad sonora que carga su oralidad, vaciandola así también de su contenido político. 

En este sentido la obra de Dani Umpi resuena en nuestro contexto encargándose de recuperar esas potencialidad política perdida. Es necesario ubicar su obra en un sitio específico: el territorio rioplatense. El mismo lugar donde Néstor Perlongher varias décadas atrás acuñó un estilo denominado “neobarroso” en el que según él, se fundía el estilo barroco con el barro del Río de La Plata. 

Esta constelación planteada por Perlongher logró conglomerar ciertas literaturas menores que pusieron en fuga a las formas canónicas de la literatura de los años 80.

Uno de sus grandes exponente fue Manuel Puig, quien reivindicó el registro oral. Su segunda novela Boquitas Pintadas (1969) está construída como un rompecabezas discursivo, en el cual experimenta con diferentes lugares de enunciación: el diálogo directo entre personajes, el diálogo telefónico y los monólogos se mezclan con el discurso policial, periodístico y religioso. La función poética del lenguaje le da lugar a un lenguaje que remite a instancias cotidianas y a un uso que responde a la llamada cultura popular. Los collages que realiza Dani Umpi parecen estar acompañando a Puig en esta dirección. Ambos se nutren del registro del chisme. SI logramos atravesar la primer lectura cromática de sus collages, nos encontramos con que las letras pegadas de una manera obsesiva tienen una correlación y constituyen conversaciones legibles y reales. 

Hacia fines de los sesenta, cuando Puig publicó boquitas pintadas en Argentina, en Brasil Hélio Oiticica empezó a vincularse con las favelas de Mangueiray donde participó de la escuela de samba local y trabó varias amistades. Esta experiencia tuvo un gran impacto en su producción,  expandiendo su investigación sobre el color e interesándose sobre la intersección entre el arte y la vida. Esto lo llevó a producir sus obras más radicales y conocidas: Los Parangolés.  Con telas baratas, sintéticas, plásticos y sogas crea una serie de capas para ser usadas y activadas por el cuerpo humano a través del baile. 

Las palabras también tuvieron un papel fundamental en esta obra. Mensajes poéticos y políticos eran introducidos por Oiticica en estas capas como forma de resistencia a la dictadura militar que padeció Brasil a partir de 1964. Las obras de esta exhibición también son herederas de esta tradición y asumen toda su fuerza. Dani Umpi trasviste los géneros y las disciplinas, afirmandonos la importancia del color y del movimiento. 

La experiencia queer en términos locales tiene que ver con un posicionamiento y con un modo de hacer. Una reivindicación de cierta identidades que escapan a la tradicional.

Lo interesante del trabajo de Umpi es que trabaja con arquetipos locales pero no termina de encasillarse en uno. Su trabajo oscila entre la figura de las mostras, los duendes, las maricas, lo drag, la figura del clown. Por momentos rosa, por momentos oscura, por momentos tropical, pero siempre en expansión. 

artistas

Maldito duende

Maldito duende

DANI UMPI
curaduría Gachi Hasper
Diseño de montaje Osías Yanov

8 ago. — 16 sep. 2017

VISTA DE SALA

Ph. Ignacio Iasparra

OBRAS

Parangolé rígido, 2017

Dani Umpi

Papel de revista y cinta adhesiva
Medidas variables

Parangolé rígido, 2017

Dani Umpi

Papel de revista y cinta adhesiva
Medidas variables

Parangolé rígido, 2017

Dani Umpi

Papel de revista y cinta adhesiva
Medidas variables

Parangolé amarillo, 2009

Dani Umpi

Organza, ropa y medias deportivas
230 x 125 cm

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Los epistolares I, 2017

Dani Umpi

Collage de papel sobre muro
190 x 277 cm

A y Duendolatría colgando, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

Duendolatría (I), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50,5 cm

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Grinder Julio 2016, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
193 x 70 cm

Grinder Agosto 2016 (B), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
121 x 74 cm

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Grinder Agosto 2016, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 111 cm

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Caras, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
50 x 35 cm

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Caras Grande, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 60 cm

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Conos, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50 x 5 cm

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Bbebottes, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
110 x 74 cm

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Domingoo Lockura, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 40 cm

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La Reina de La NBA, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
37 x 49 cm

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Nos atacan, 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
74 x 110 cm

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Duendolatría (II), 2017

Dani Umpi

Collage sobre papel
70 x 50,5 cm

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Aquí encontraré mínimamente animé, 2017

Dani Umpi

Capturas de pantalla de Facebook y lápiz sobre papel
98 x 68 cm

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Culminante cuidado porque pasa el tren, 2017

Dani Umpi

Capturas de pantalla de Facebook y lápiz sobre papel
98 x 68 cm

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TEXTO

¿Dani Umpi necesita un texto?

Dani Umpi me explica el porqué del título Maldito Duende: “es por una canción de los Héroes del Silencio que me gustaba mucho cuando era chico y que en los dos mil la versionó Raphael de manera sublime, producida por Carlos Jean. Al nal tiene una frase muy de droga que dice te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar. Esta es la esencia del duende: ser imbatible, arrasador, sin dueño.”

Umpi es un caníbal surrealista: desmembramiento, reescritura, extrema libertad. Cruza todos los límites pero logra mantener las autonomías: de la performance a la canción, del collage visual a la novela. Tra ca textos desde los diferentes soportes. Pero la letra de la canción de Maldito Duende no está presente en ninguna obra de la muestra y la referencia ausente estimula.

¿Puede uno detenerse a observar y leer sus collages o debe aceptarse la totalidad de su obra en una única mirada? Pienso en la labor solitaria –escolar, femenina- de mirar revistas, descuartizarlas, sacar las letras y los plenos que están bajo ellas; recortar las fotos que retratan a los columnistas, y decenas de otras caras. Me interesa el instante posterior: cuando navega sobre ese in nito material gra co, desmembrado, y encuentra las piezas diferentes para reagrupar, asociar, acomodar, coser, pegar, dejar flequillos… Me recuerdo de Enrique Ahriman: la paciencia in nita para armar el rompecabezas de la gran pintura y en cierto modo la misma idea que toda forma visual es como un texto que puede ser manipulado, proyectado, compartido.

Hay probablemente un fundamento pop en utilizar como sustrato de obra a las revistas de consumo de clase media, la televisión y las redes; en ese enfrentar la cultura de consumo con la alta y el recurso de los signos repetidos. También hay una elección por una estética camp en la elección del folklore LGTB queer: ídolos, sitios de encuentro, expresiones y pasiones.

*

Caras: cientos de fotos de retratos tipo carnet, superpuestos para que una foto tape la boca del retrato de otro; solo los ojitos mirándonos al revés.

Duendelatría 1, 2 y 3: circulitos, escuditos, precios, banners, estrellitas, formas brillantes, logos, etiqueta, marcas. Una acumulación caprichosa de formas y color que muestra su aplicación obsesiva.

Grinder Agosto; Grinder Julio: textos de capturas de pantalla de la app cuando los putos se presentan. Manuela Trasobares: un discurso de la transexual, cantante de ópera y anarquista española en un programa de televisión Catalana en los años noventa. El collage literario-visual obliga al espectador a una lectura compleja.

Por el contrario en Domingo Lockura; Bbebottes; Nos Atacan y La Reina de la NBA se presentan dos tipos de factura de los textos, uno escrito con collage de letras y otro escrito con marcador, ambos forman frases de difícil lectura, en parte inconexas, en contraposición con los textos mediáticos o políticos. Escribe sobre la base roja Coca-Cola textos totalmente random o el procedimiento inverso con las letras recortadas sobre los papeles rojos y luego la escritura con marcador.

*

Hace más de diez años en el Viejo Hotel de Ostende, Dani Umpi se puso a reescribir Los que aman odian, la novela de Silvina Ocampo y Bioy Casares. La reescritura de Umpi recuerda el “escaneo” con la mano de los religiosos en la lectura del Antiguo Testamento. Tan importante en el acto de leer es hacerlo en voz alta como guiarlo tocando con el dedo las palabras. Las letras y sus formas tienen poder mágico.

Tan suave y humilde fuera del escenario e increíblemente reina diva cuando canta empelucado moviendo su propio parangolé, realizado como un collage de papel endurecido con cinta de embalar tornandolo como una tela que es, a la vez, capa y poncho. Los parangoles de Umpi son increiblementes trasheados y, sin embargo, glamorosos y brillantes.

Hay una herencia de los parangolé de Hélio Oiticica y su libertad en la vida cotidiana, como obra total que debe actuar fuera del circuito restringido de la cultura erudita. Se sostiene que el primer dibujo de un parangolé de Oiticica era una peluca, parangolé de cabeza, de 1964. Aparte de vestir y revestir el cuerpo, el parangolé tiene que moverse, ser baile, samba. Umpi asume la fuerza que tiene ese trasvertirse en obra danzante en espacios públicos diversos.

Ahora Dani Umpi invita a interactuar con los parangolés colgantes en una galería de arte, una propuesta que requiere de espectadores activos. La vanguardia es lo que ha ocurrido y lo que importa es volver a hacerlo.

Gachi Hasper

artistas